¿Profundizar el modelo sin reforma constitucional?
El desastre acontecido en la terminal ferroviaria de Once deja una secuela de inmenso dolor e indignación.
El dolor de que una vez más la desidia y la corrupción lastiman y matan a los más débiles, en este caso humildes trabajadores, estudiantes y niños. Alguien dijo que los muertos siempre son del mismo lado y la indignación que genera un grupo empresario (Cirigliano) que tiene la concesión de ese ramal del ferrocarril en total estado de indefensión. Rara y perversa mezcla la de frenos que no funcionan y subsidios estatales que se utilizan para especular con la compra de dólares en contra de nuestro gobierno. Se debe terminar con el contrato concesionario de TBA y de la familia Cirigliano y caerles encima con todo el peso de la ley, con la absoluta convicción que el cambio de concesionarios no va a resolver el tema.
Debemos levantar la mirada y contemplar lo que sucede a nuestro alrededor y nos encontraremos con el colapso del Estado neoliberal conservador proclamado por Menem, Cavallo y Dromi en la Constitución del ’94.
Al desastre ferroviario hay que añadirle otras calamidades, por ejemplo que YPF no invierte, no produce y no cumple con la misión de abastecer el mercado interno de combustibles, utiliza cada vez más la importación para paliar su propia inoperancia y encima no permite que los directores del Estado Nacional, Barata y Kiciloff puedan participar de sus reuniones de directorio.
Edenor, Edesur y Edelap han dejado este verano a millones de usuarios de los grandes conglomerados urbanos sin luz. Hace dos semanas en La Matanza con motivo de la última tormenta importante tuvimos 24 transformadores eléctricos tirados en el piso y una sola grúa contratada de Edenor, que tardó una semana en reparar las dificultades, patética muestra de cómo funcionan las privatizadas del sector también signadas por la desinversión y la ineficiencia.
Con la minería, mas allá del terrorismo mediático que ejerce la comunicación hegemónica y de la discusión medioambiental, sucede algo peor, que el Estado Federal por la Constitución del ’94 está inhibido fuertemente de participar en el tema.
Habilitemos discusiones en torno a la problemática de la tierra, (concentración y extranjerización, problemáticas que necesitan atención urgente) diversificación de los tipos de propiedad. Generemos un gran debate con temas que hoy desvelan a nuestra sociedad: medioambiente, recursos naturales, minerales y energéticos.
Es bueno que nos preguntemos que tipo de Estado queremos: ¿Deseamos una sociedad cada vez más democrática con un fuerte protagonismo a la hora de tomar decisiones? ¿O preferimos un Estado cuyas decisiones sean cada vez más cenaculares?
Debemos seguir con el tipo de funcionamiento estatal que alguna vez diseñó Gustavo Beliz a imagen y semejanza de los aprietes del Banco Mundial, el FMI y los Organismos Multilaterales de Créditos. O bien debemos ir hacia formas donde tengamos un Estado ágil y eficiente de rápidos servicios a los ciudadanos. ¿Cómo puede ser que un expediente del plan Argentina Trabaja tenga que pasar por 29 ventanillas oficiales?
Volver a ser un país Federal significa, entre otras cosas, que con el petróleo de Santa Cruz podamos hacer una escuela en el Chaco o con el oro, la plata o el cobre de San Juan, La Rioja o Catamarca podamos hacer un hospital en Formosa así como hoy la soja y los granos de la Pampa húmeda son de todo el pueblo argentino.
El sistema educativo destrozado por la Constitución del ’94 que se salvo angustiosamente de ser municipalizado en estos tiempos de acumulación y avance del pueblo argentino necesita volver a tener una visión federal que aporte estratégicamente a la construcción de la identidad nacional.
El perverso modelo de los ’90 nos ha dejado sin ánimo de plagiar a Ingmar Bergman y Los huevos de la serpiente por eso me sobreviene una pregunta que quiero compartir con humildad y honestidad con todos los lectores ¿es posible la profundización del modelo nacional, popular y democrático sin destruir por la vía de una nueva reforma constitucional y del Estado la Constitución prohijada por el Pacto de Olivos, que tuvo como fundamento, la entrega del patrimonio nacional, el saqueo y la flexibilización de derechos de nuestro pueblo?
Con absoluto respeto por los tiempos y con profunda humildad nos animamos a plantearle a la compañera presidenta de la República si no es la hora de convocar a los partidos de oposición, particularmente aquellos con quienes hemos tenido una agenda parlamentaria signada por la cercanía mas allá de los matices y excluyendo explícitamente las cláusulas reeleccionarias para trabajar en la demolición del modelo de los ’90 y en una nueva reforma del Estado. Este gobierno ha demostrado reiteradamente que cuando quiere le sobra el coraje político para emprender las grandes transformaciones, la ley de medios la AUH y tantas otras cosas conquistas, así lo demuestran.
La incorporación de nuevos derechos conquistados por el kirchnerismo en los últimos ocho años para las mujeres, para las minorías, para los niños, como todo el producido por la integración latinoamericana, la Unasur, el Celac y el Mercosur también tendríanque formar parte del texto de una nueva Constitución que sea la arquitectura de la profundización y consolidación para los tiempos de la mirada nacional, popular y democrática por la cual Néstor Kirchner entregó su vida.
Sé que nuestra presidenta de la República es una mujer llena de convicciones ideológicas y republicanas y sabrá estar a la altura de las circunstancias.
Si miramos el actual mapa latinoamericano veremos como muchos procesos transformadores avanzaron y en determinado punto se vieron en la imperiosa necesidad de modificar su carta magna: Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, son el ejemplo de esta realidad.
Desde mi mirada de militante raso de un proyecto como el de Néstor y Cristina que acompañamos desde hace diez años y que ha sido y es de avanzada para los pobres, los trabajadores y las clases medias, veo que si no hay reforma Constitucional y reforma del Estado va a ser casi imposible la profundización y avance de lo construido hasta ahora.
Quizás por estas horas sería bueno mirarnos en el espejo de nuestros hermanos del Brasil, allí Lula renunció explícitamente a un tercer mandato, produjo una serie de reformas fundamentales que han transformado a la economía de la República Federativa del Brasil en la sexta economía del mundo, desplazando al Reino Unido de la Gran Bretaña. Esa renuncia de Lula incrementó su prestigio político, lo transformó en el árbitro de la política brasileña y le permitió terminar su mandato eligiendo a su sucesora y quedar como jefe del principal movimiento político de su país lo que seguramente le permitirá volver en el futuro.
Las masas en la Argentina suelen ser frágiles de memoria y ante el menor cambio de humor terminan engrosando las filas de los opresores. Que el episodio doloroso e indignante sucedido en el barrio del Once se transforme en oportunidad histórica para salir por arriba y hacia adelante, en términos de la historia grande los argentinos.
Convoquemos al pueblo a reformar la Constitución, el Estado y a aniquilar el Pacto de Olivos y los huevos de la serpiente neoliberal, hoy que tenemos el 54,4% de los votos y un amplísimo consenso social alrededor de una gran presidenta de la República a quien le deseamos por el bien de todos un largo y prolífico liderazgo.
Debemos levantar la mirada y contemplar lo que sucede a nuestro alrededor y nos encontraremos con el colapso del Estado neoliberal conservador proclamado por Menem, Cavallo y Dromi en la Constitución del ’94.
Al desastre ferroviario hay que añadirle otras calamidades, por ejemplo que YPF no invierte, no produce y no cumple con la misión de abastecer el mercado interno de combustibles, utiliza cada vez más la importación para paliar su propia inoperancia y encima no permite que los directores del Estado Nacional, Barata y Kiciloff puedan participar de sus reuniones de directorio.
Edenor, Edesur y Edelap han dejado este verano a millones de usuarios de los grandes conglomerados urbanos sin luz. Hace dos semanas en La Matanza con motivo de la última tormenta importante tuvimos 24 transformadores eléctricos tirados en el piso y una sola grúa contratada de Edenor, que tardó una semana en reparar las dificultades, patética muestra de cómo funcionan las privatizadas del sector también signadas por la desinversión y la ineficiencia.
Con la minería, mas allá del terrorismo mediático que ejerce la comunicación hegemónica y de la discusión medioambiental, sucede algo peor, que el Estado Federal por la Constitución del ’94 está inhibido fuertemente de participar en el tema.
Habilitemos discusiones en torno a la problemática de la tierra, (concentración y extranjerización, problemáticas que necesitan atención urgente) diversificación de los tipos de propiedad. Generemos un gran debate con temas que hoy desvelan a nuestra sociedad: medioambiente, recursos naturales, minerales y energéticos.
Es bueno que nos preguntemos que tipo de Estado queremos: ¿Deseamos una sociedad cada vez más democrática con un fuerte protagonismo a la hora de tomar decisiones? ¿O preferimos un Estado cuyas decisiones sean cada vez más cenaculares?
Debemos seguir con el tipo de funcionamiento estatal que alguna vez diseñó Gustavo Beliz a imagen y semejanza de los aprietes del Banco Mundial, el FMI y los Organismos Multilaterales de Créditos. O bien debemos ir hacia formas donde tengamos un Estado ágil y eficiente de rápidos servicios a los ciudadanos. ¿Cómo puede ser que un expediente del plan Argentina Trabaja tenga que pasar por 29 ventanillas oficiales?
Volver a ser un país Federal significa, entre otras cosas, que con el petróleo de Santa Cruz podamos hacer una escuela en el Chaco o con el oro, la plata o el cobre de San Juan, La Rioja o Catamarca podamos hacer un hospital en Formosa así como hoy la soja y los granos de la Pampa húmeda son de todo el pueblo argentino.
El sistema educativo destrozado por la Constitución del ’94 que se salvo angustiosamente de ser municipalizado en estos tiempos de acumulación y avance del pueblo argentino necesita volver a tener una visión federal que aporte estratégicamente a la construcción de la identidad nacional.
El perverso modelo de los ’90 nos ha dejado sin ánimo de plagiar a Ingmar Bergman y Los huevos de la serpiente por eso me sobreviene una pregunta que quiero compartir con humildad y honestidad con todos los lectores ¿es posible la profundización del modelo nacional, popular y democrático sin destruir por la vía de una nueva reforma constitucional y del Estado la Constitución prohijada por el Pacto de Olivos, que tuvo como fundamento, la entrega del patrimonio nacional, el saqueo y la flexibilización de derechos de nuestro pueblo?
Con absoluto respeto por los tiempos y con profunda humildad nos animamos a plantearle a la compañera presidenta de la República si no es la hora de convocar a los partidos de oposición, particularmente aquellos con quienes hemos tenido una agenda parlamentaria signada por la cercanía mas allá de los matices y excluyendo explícitamente las cláusulas reeleccionarias para trabajar en la demolición del modelo de los ’90 y en una nueva reforma del Estado. Este gobierno ha demostrado reiteradamente que cuando quiere le sobra el coraje político para emprender las grandes transformaciones, la ley de medios la AUH y tantas otras cosas conquistas, así lo demuestran.
La incorporación de nuevos derechos conquistados por el kirchnerismo en los últimos ocho años para las mujeres, para las minorías, para los niños, como todo el producido por la integración latinoamericana, la Unasur, el Celac y el Mercosur también tendríanque formar parte del texto de una nueva Constitución que sea la arquitectura de la profundización y consolidación para los tiempos de la mirada nacional, popular y democrática por la cual Néstor Kirchner entregó su vida.
Sé que nuestra presidenta de la República es una mujer llena de convicciones ideológicas y republicanas y sabrá estar a la altura de las circunstancias.
Si miramos el actual mapa latinoamericano veremos como muchos procesos transformadores avanzaron y en determinado punto se vieron en la imperiosa necesidad de modificar su carta magna: Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, son el ejemplo de esta realidad.
Desde mi mirada de militante raso de un proyecto como el de Néstor y Cristina que acompañamos desde hace diez años y que ha sido y es de avanzada para los pobres, los trabajadores y las clases medias, veo que si no hay reforma Constitucional y reforma del Estado va a ser casi imposible la profundización y avance de lo construido hasta ahora.
Quizás por estas horas sería bueno mirarnos en el espejo de nuestros hermanos del Brasil, allí Lula renunció explícitamente a un tercer mandato, produjo una serie de reformas fundamentales que han transformado a la economía de la República Federativa del Brasil en la sexta economía del mundo, desplazando al Reino Unido de la Gran Bretaña. Esa renuncia de Lula incrementó su prestigio político, lo transformó en el árbitro de la política brasileña y le permitió terminar su mandato eligiendo a su sucesora y quedar como jefe del principal movimiento político de su país lo que seguramente le permitirá volver en el futuro.
Las masas en la Argentina suelen ser frágiles de memoria y ante el menor cambio de humor terminan engrosando las filas de los opresores. Que el episodio doloroso e indignante sucedido en el barrio del Once se transforme en oportunidad histórica para salir por arriba y hacia adelante, en términos de la historia grande los argentinos.
Convoquemos al pueblo a reformar la Constitución, el Estado y a aniquilar el Pacto de Olivos y los huevos de la serpiente neoliberal, hoy que tenemos el 54,4% de los votos y un amplísimo consenso social alrededor de una gran presidenta de la República a quien le deseamos por el bien de todos un largo y prolífico liderazgo.
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